Editada: jun. 13
- s i n ó p s i s -
Luego de que la ONU diera a conocer información oficial recabada por la investigación científica de distintas naciones, se llegó al acuerdo, en 2030, sobre la implementación de tecnologías inmersivas para "descargar" a la población a un ordenador cuántico en un entorno virtual de distintas ciudades simuladas alrededor del mundo y así frenar la industrialización material de recursos que empezaban a escasear globalmente. Las simulaciones son aisladas e independientes entre distintas ciudades del mundo pero obedecen a una misma hegemonía predispuesta por la ONU, y prevalecen hasta la fecha actual en la que la historia se desarrolla (2055). En México se activa la Estela, un monolito tecnológico que permite el acceso a la simulación de CDMX donde refugiados de distintas naciones y estados de la república apagaron sus procesos orgánicos para introducir su consciencia a la simulación, donde existen recursos digitales en grandes cantidades. Sin embargo, empieza a generarse contaminación de otro tipo, una contaminación audiovisual que se proyecta en sueños perturbadores en la ciudadanía, que no recuerda haberse sometido al proceso de inmersión, estos sueños desfiguran el sentido lógico de la simulación.
Por otra parte en el año 2055, en la Calle Madero de la Ciudad de México se reúne un ensamble de violinistas que trabajan en una pieza de música experimental que recoge sonidos del espacio predispuestos por la NASA, las manifestaciones culturales que ahí se efectúan dan cuenta de una dialéctica entre las distintas personalidades de los personajes que transitan, con la máscara que han decidido representar para las masas. EXandro conoce a Apolo, el chelista del ensamble que le comunica de la existencia de una contracultura virtual que se resguarda en la Iglesia de san Francisco en un registro vibratorio de alta dimensión que es inaccesible para las mayoría y que prepara un golpe de Estado contra Quimera, La devoradora de memorias. EXandro se da a la tarea entonces, desde su posición como arquitecto de la Estela, al rediseño del algoritmo que sumerge a los ciudadanos en la simulación, para que puedan entrar a la nueva simulación colectiva que se está formando en la Iglesia de San Francisco, pero debe hacerlo de forma discreta para que las instancias gubernamentales para las que trabaja en la ONU no lo descubran, y para ello, diseñará y programará a Vincent, un personaje excéntrico y mesiánico que ha sido construido a través de símbolos incrustados en el imaginario colectivo. Vincent conocerá a Goya, un genio malencarado que vende libros a los transeúntes, de quien aprenderá sobre la naturaleza de su propia identidad y su supuesta misión.