Escrito por : María Elena Delgado Reyes.
I
Beatriz ha nacido en la pequeña población de Huautla De Jiménez, del estado de Oaxaca, su viuda madre bajo muchas precariedades y arduo trabajo, ha logrado que Beatriz y su hermana tengan siempre alimento y vayan a la escuela. Constantemente, tomadas de la mano, desde muy pequeñas, caminan por las veredas, desyerbando y escarbando la tierra para encontrar qué comer. Han desarrollado en su psique un enorme anhelo de apoyar a su madre.
Con 16 años, Beatriz, la hermana mayor, ha decidido emigrar; al igual que dos años atrás, su amado Catarino, lo hizo; prometiéndole regresar por ella y su familia.
II
Amaneciendo en una pequeña casa de la sierra de Oaxaca, exterior
Así una mañana de mayo, su madre y hermana, la acompañan a encontrar el camión. Caminando bajo un sol resplandeciente y un pausado viento, llegan finalmente a la orilla de la carretera; se mantienen alertas, con cierto temor y al mismo tiempo deseo de ver el autobús que llevará a Beatriz a la ciudad de México. Las tres miran al horizonte, - sus ojos denotan incertidumbre y tristeza, dentro de cada una de ellas -, tal vez eso es los que las hace mantenerse inmóviles, yertas, como en una especie de letargo o sueño.
III
Mismo día, pasadas ocho horas…
Vecindad de las calles del Centro de la ciudad de México, atardecer.
Beatriz ha llegado a la vecindad donde viven sus familiares. Como equipaje, sólo lleva una pequeño morral; lo primero que ve al entrar, es una escalera, que le traza el camino. Al no escuchar ni ver a nadie, sube pausadamente y con reserva; ve una toalla colgada en el barandal que da a la puerta de la vivienda marcada con el número dos, toca a la puerta por algún rato, pero nadie atiende a su llamado; se limita a esperar. No tiene un teléfono, y sólo conoce a estos primos en la ciudad. Ha anochecido y es cuando escucha voces, se levanta rápidamente del escalón, donde se ha sentado en un gran silencio, por algunas horas, corre al ver llegar a su primo, en seguida llega también su prima y los tres juntos se saludan en su lengua materna, el zapoteco, ríen y se estrechan las manos. Entran alegremente a la vivienda que habitan.
IV
Algunos meses después: 20:00 horas, calle 02 de Abril, Centro Histórico.
Por recomendación de su primo, Beatriz ha conseguido trabajo como encargada de uno de los puestos ambulantes, en donde se venden todo tipo de cosas usadas, como ropa, libros, discos, juguetes, relojes, teléfonos y demás. Habiendo trabajado ya por varios meses en este lugar, es como ha logrado adquirir dos pequeños teléfonos usados, uno para su madre y su hermana y el otro para ella.
Don Eleazar, patrón de Beatriz, se encuentra en el lugar donde venden, la mercancía se encuentra ya guardada en bolsas y colocada en un diablito. Saca dinero de su pantalón y se lo entrega a ella, ésta a su vez, se ve que toma parte de ese dinero y se lo devuelve a Don Eleazar, y es cuando Beatriz guarda en su morral los dos teléfonos.
V
Mes de Julio, mismo año, 11:30 horas
El día transcurre, cómo muchos días atrás. Beatriz ha recobrado ánimo, su sonrisa, semblante y la blusa con motivos de flores rojas que viste, lo denota; por la mañana confirma a su madre que le ha mandado dinero. Ahora está comunicada a través de esos pequeños teléfonos, austeros, comparados con los de sus familiares ;pero que le han permitido entablar esa comunicación, tan preciada y necesaria.
Su prima, le ha pasado el contacto de su amado Catarino. Ya han pasado varios días, desde la última vez que éste, le mandó un mensaje, prometiéndole buscarla. Beatriz, guarda con esmero ese mensaje y lo lee frecuentemente, eso la hace mantener la esperanza, de que llegue el día en que se reúna con él.
VI
Un día de Octubre: Día
Beatriz ha tendido y acomodado la mercancía, entregada por Don Eleazar; como todos los días, se acomoda en una pequeña silla, desvencijada y con cojin manchado y deshilachado; guarda en su pequeño morral un suéter y la pequeña bolsita que lleva su teléfono celular y un diminuto espejo.
La mañana transcurre tranquila, pero de momento, escucha voces y algunos gritos, Don Eleazar pasa corriendo y le urge a Beatriz, recoger la mercancía y encerrarse!!!, pues hay un operativo y detención de personas!!!. Beatriz, visiblemente espantada y apurada, mete rápidamente en enormes bolsas negras, toda la mercancía y se repliega a un lado de la vecindad donde habita. Ha quedado a salvo, sin embargo, al introducir su mano a su morral, se percata de que su teléfono ya no está.
VII
Día siguiente: Mañana
Beatriz se ha quedado en casa, triste y apagada por lo acontecido. Sirve café y un plato con huevo a su primo y le pide en ese momento a éste, marque su número de celular, con la esperanza de que alguien conteste y pueda recuperar su pequeño teléfono, azul rey. Mientras desayuna, el primo accede y toma su móvil:
Primo: Mmmm…. Sí, école, aquí estás, BETI ….Marca y comenta: tú teléfono suena pero no contestan. Lástima prima.
El primo termina de desayunar, ella antes de que él salga a trabajar, le pide que llame nuevamente, él contesta: Sí, tranquila, y marca de nuevo. Ring, ring, ring y es al tercer sonido, cuando alguien contesta. Beatriz, brinca de gusto haciéndole señas y gestos a su primo!!!, urgiéndole le pida a la persona que ha contestado, le regrese su teléfono.
Su primo la insta a que se calme y le deje escuchar… le hace señas ahora él, para que le acerque algo en que apuntar, él toma las indicaciones en un papel, para recuperar el preciado teléfono de Beatriz.
VIII
Ese mismo día, por la tarde. Exterior
Ha caído una gran tromba , Beatriz se pone un suéter y se dispone a salir y ver a la persona que le entregará su teléfono. Las calles del centro se han llenado de hojas caídas y grandes charcos, que ella brinca fácilmente, nada la limita, conoce ahora ese camino y se dirige al parque dónde le ha dicho su primo, le entregarán su pequeño teléfono, azul rey. Aunque sólo le ha podido informar que será un hombre, el cual la verá a las cinco de la tarde de ese día, en la esquina de las calles contiguas al parque, en la única banca y frente a la fuente, llevará una chamarra roja y pantalón negro, no le ha dado el nombre, sólo esta información.
Han sonado las campanadas de las siete de la tarde, Beatriz ha esperado por más de dos horas y media sin que aparezca el hombre que ha prometido entregarle su teléfono. Ha perdido la cuenta de las veces que ha rodeado la fuente, en ese tiempo, también ha recordado a su amado Catarino y piensa en el mensaje de éste. Sabe que si no recupera ese teléfono, no guardará jamás la esperanza de volverlo a ver.
Ha comenzado a obscurecer, Beatriz decide regresar a su casa, su caminar es lento y endeble. Su mirada busca la luz del atardecer, sin embargo, sólo ve que la noche ha llegado.
IX
Mismo día, 22:30 horas
Beatriz se encuentra acostada ,se cubre el rostro con la sábana, en ese momento llega el primo y se le acerca, le levanta levemente la sábana de la cara, para ver si está dormida, con voz sonriente, le dice… ¿qué pasó prima, si te avisó la vecina que vinieron a entregarte tu teléfono? un poco después de las cinco de la tarde, apenas te habías salido a buscar a esta persona. Beatriz se levanta, estrepitosamente, queeeé? Dónde está? A quién se lo entregó? El primo, aún sonriente, le contesta: Pues a mí, yo ya iba de salida y te lo dejé en la misma bolsa de plástico en que me lo entregaron. Quise salir a buscarte, pero no pude, pues debía regresar a mi trabajo.
Beatriz se levanta, corre y abre la bolsa, ahí está su teléfono con su bolsita y hasta con el diminuto espejo!!! No lo puede creer, … está enormemente feliz por ello. Le sirve algo de cenar a su primo quién le dice estar ya muy cansado y se irá a dormir.
Beatriz, se acuesta nuevamente, ahora con su teléfono en mano, se cubre nuevamente con la sábana y desde ahí prende su teléfono, al parecer todo está intacto, es entonces cuando busca el mensaje de su amado Catarino y su nombre en sus contactos y se sorprende al percatarse de que el único mensaje y contacto que ya no aparecen es el de él. Lo busca nuevamente y en eso se queda dormida.
X
A la mañana siguiente, Beatriz despierta un poco sorprendida y busca inmediatamente su teléfono que está en su regazo, busca nuevamente el contacto y el mensaje de Catarino, sin localizarlo, extrañada de que ha sido lo único en que ha cambiado su teléfono.
No obstante, ella se levanta y se arregla, se dispone a salir a trabajar, toma su suéter, besa su teléfono y lo guarda, junto con su diminuto espejo en su respectiva bolsita .
Sale de su casa, se siente bendecida, iluminada, feliz. Ha desaparecido el contacto y el mensaje enviado de su amado Catarino, pero su pequeño teléfono, azul rey, NO.