El piso blanco y lustroso refleja los colores de las luces de neón de los locales. Colores morados, rosas, azules y verdes rebotan hacia todas direcciones, dando la sensación de estar en un tipo de discoteca. No hay rastro de luz natural, pero se aprecia el tenue reflejo de la silueta de una persona en el suelo.
La persona está ante una encrucijada de 3 pasillos, con forma de Y. Los 3 están franqueados por locales comerciales de diferentes tamaños. Todos tienen al menos un letrero de neón anunciando algo o con el nombre del negocio. En algunos hay gente parada y en otros no hay nadie. Por los pasillos, prácticamente no hay gente circulando. Solo un pequeño perro café y lanudo, con un collar de cuero, ronda desconcertado, como tratando de ubicar a su dueño.
En el vértice de la Y, frente a la persona, un local llama la atención. La entrada es pequeña y el interior es tan obscuro, que a simple vista no se aprecia lo que se vende. Los escaparates que enmarcan la entrada están atascados de gatos chinos de diferentes materiales y tamaños. Al fondo de los escaparates hay un par de telas color rosa eléctrico, que también tapa lo que hay en el interior del local.
Además de los gatos, lo segundo que resalta es el letrero de luces de neón. Éste es el único que no está en español sino en caracteres chinos. Si los transeúntes se interesaran en él, descubrirían que lo que dice es: "Bienvenido al fin del mundo. ¿Quieres jugar?"