Hace unos años encontré, mientras exploraba el archivo Prelinger, el libro de Mary Kingsley, Travels in Africa. Kingsley fue una viajera que, en el siglo XIX, dudosamente financiada por el gobierno británico, viajó varias veces a África para investigar sus peces. En este libro, relata sus encuentros y experiencias con la naturaleza, los nativos y aquellos que facilitaron su trabajo, como guías, transportistas, gente que le daba alojamiento o que la alertaba acerca de donde no ir, lo que ella no obedecía y avanzaba por lugares que algunas veces la conducían a una nada que ella no lograba descifrar.
Mientras lo leía, escogía ciertos párrafos que resonaban con un personaje menor de una película que estaba editando: Mary, la esposa de un migrante mexicano a quien abandonó junto a su hija. Después de buscar a Mary en las noticias de varios diarios estadounidenses, encontré en el libro de Mary Kingsley algunas frases que podrían describir su itinerario por el vacío de los Estados Unidos. Robaba, o lo intentaba, en supermercados y farmacias, entraba a fiestas a las que no había sido invitada, dormía en establecimientos de comida rápida y hablaba con desconocidos, o los desconocidos la interpelaban para integrarla a sus historias.
Siempre he regresado a estas frases del libro de Mary y, por eso ayer, elegí una para detonar un momento de la escritura del guión
Help me, I am drowning!
Why can´t I swim like the others?
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