Los McKinney quienes han vivido allí por generaciones cuando los primeros pobladores llegaron y solo era un desierto. Sin embargo, pronto se transformo en una posta en el camino de los migrantes que seguían su camino hacia el norte donde dejaban parte de sus pertenencias para aligerar su viaje. Los McKinney ahora se encargan de recibir las memorias que quedan materializadas en objetos que luego venden a Chimera, la gran devoradora de memorias.
Estas limpiezas ocurren periódicamente o cuando se suman los problemas. La tele- transportation de memorias permite limpiar la sociedad para que funcione con eficiencia. Por eso, la gente vive un presente perpetuo, no hay pasado ni futuro, no hay tiempo. Las autoridades le dejan a las personas lo que necesitan para funcionar.
Lo que no logra transportarse es considerado un problema de salud mental por la autoridad, aunque nunca se ve a quienes toman las decisiones.
Las poblaciones viven aisladas y, dado que las redes sociales que son totalmente manipuladas por el sistema, desconocen la situación real de sus vecinos. Solo aparecen en trabajos de ficción de diverso tipo que la gente no tiene el tiempo para prestar atención.
El hotel donde se desarrolla centralmente la historia ha sido recientemente adquirido por un consorcio internacional y está en proceso de modernización por lo que reina la desconfianza y la incertidumbre entre los empleados. Hay muchas versiones de lo que podría suceder con ellos. (En una dictadura la vida sigue, con aparente normalidad). Se mezclan los empleados recientemente contratados y los viejos del hotel. A los antiguos empleados se les dificulta aprender los nuevos procedimientos, por lo que reciben muestras de desprecio de los nuevos y más jóvenes empleados.